No, no va la cosa ni de Platero, ni de Yo. Negro como el azabache era el chapapote que quité de la costa da morte hace unas cuantas navidades.
Al Prestige le dió por largar, y nosotros tuvimos que recoger su mierda. Ese es el resumen de esa catástrofe, sin más.
Esta semana santa, lejos de irme a ver como sacan a pasear a los muñecos, me pase unos días por el flequillo de la península, y de paso echar un vistazo de como quedó todo. Y de visita por las Islas Cies comprobé que todavía quedaban restos negros pegados a la roca, ¿chapapote?, no se, pero podría serlo.
Pues como iba diciendo, hace unas navidades, nos subimos, un compañero bloguero y yo, si quiere decir quien es, que lo diga él, a un autobús fletado por Ecologistas en Acción, un uno de Enero muy temprano, destino: Muxía.
El trayecto tuvo todo tipo de sorpresas, nada más llegar al El Puerto de Santa María se hizo la foto oficial para la prensa, y ahí empezamos a catar al personal. El trayecto transcurriría, en gran parte, por territorio luso, de sur a norte, supuestamente más corta. Y la primera parada era en Ayamonte para comer, y encontrarnos con el autobús que venía del Campo de Gibraltar. Primera anecdota de cómic, resulta que una ONG va de voluntarios a limpiar una catástrofe, y se para a comer, en fin de semana, en Ayamonte, en restaurantes de pescaito frito y similar y pidiendo de carta. Resultado, clavazo en la cuenta, palo descomunal al presupuesto que llevaban para pagarnos las comidas. Y con el culo sonrojado (los que pagaban), empezamos a limar kilómetros. En el bus se destapó un personaje, que cada vez que le ofrecían algo de comer o beber, decía:
- Yo no quiero, mejor me das el dinero.
A lo que, tras tantas horas en el vehiculo, empezabamos a soltar de las nuestras y empezar a pasarnoslo como mandaban los canones. Motivo por el cual nos fuimos haciendo algo mas populares ante tanto desconocido.
Pasando Lisboa. con la noche encima. hicimos una parada en una estación de servicio. Para empezar el chófer, se la pega de listo, aparca en la puerta y los policías portugueses lo empapelan, multa a pagar en el acto. Mi compi, quería soltar lastre, tenía un pequeño apretón, y salió del servicio sin poder realizar su misión porque había mucha gente y no se concentraba, con lo que decide ocultarse en la oscuridad y entre unos arbustos, tras una caseta de la luz, pegar el leñazo. Como no me lo podía creer, lo inmortalicé en una vista panorámica, para ver que era cierto. Al subirnos, de nuevo, en el autobus, a los jefecillos de aquel cotarro, se les ocurre la brillante idea de pagar entre todos la multa del chófer, ante la protesta de muchos porque no eramos culpables de que el chófer aparcara donde le salía de las narices, estando tan bien señalizada la parada de autobuses a escasos metros de allí. Yo le quería dar el papel con el que se limpió el respetable final de la espalda nuestro compañero bloguero, pero no lo cogí en su momento y no me quise bajar en marcha a por él.
Llegando a Muxía, tras 17 horas de carretera, otra del chofer, le da por coger por La Coruña porque la carretera está mejor, y como resultado, en vez de tardar media hora más, tardamos 3 horas de nada. Gracias que no quiso acercarse a Madrid para sacarse una fotito con Ronaldo aprovechando que es todo autovía.
Por fin llegamos a Muxía, tarde de cojones y sin tiempo para poder limpiar ese día. Ya que por motivos de salud, solo se podía trabajar 4 horas al día, y llegamos cuando se habían ido los camiones.
Continuará...