Desde la Guerra de los 6 Días, en 1967, el ejército israelí no lanzaba una ofensiva contra suelo palestino de tal envergadura. Un pueblo indefenso que lleva años luchando con tirachinas contra el armamento de alta tecnología de los invasores, de los exterminadores israelís. Y todo para intentar aniquilar a una población que fue expulsada de sus territorios, cercada en un inmenso campo de concentración.Hoy, en muchas ciudades españolas, han habido manifestaciones contra este genocidio de Israel hacia la nación palestina, una masacre contra el pueblo palestino que no se ha dejado pasar de largo. En cambio desde dentro de la concentración se podía contemplar escenas penosas que delataban que muchos iban y peleaban por llegar a primera fila para ver la comitiva de famosos que leerían el manifiesto y portaban la pancarta por encima del verdadero valor de la causa. De todas formas, la organización del acto parecía estar centrado en ese momento de gloria para estos famosetes, de los cuales parece que es más importante su apoyo que el apoyo anónimo del resto de los concentrados. Mucha bandera de partido pólítico (aún siendo de ideologías afines a las mías) y de sindicato que aprovechan cualquier oportunidad para lucirse, para mi parecer la bandera que tiene que predominar es la palestina y el resto deben ser un poco mas humilde y permanecer en el anonimato, o al menos no acaparar tanto protagonismo.
A la hora de la lectura del manifiesto más de lo mismo, dió la sensación que el objetivo de aquella concentración era que el famoseo llegara hasta el escenario por encima de la protesta multitudinaria. Todo acabó con la lectura del manifiesto, muchos gritos contra Israel, contra las fuerzas internacionales que no hacen nada al respecto, y por parte de un nutrido grupo árabe contra las propias organizaciones árabes que tampoco se mojan ni aportan soluciones, aunque hubo, al parecer, gente que continuó hasta la embajada isrealí, pasando por la norteamericana, al margen de la convocatoria oficial, pero con un sentido más coherente. En resumen, lo positivo, un cuarto de millón de personas, de todas las nacionalidades, concentradas en la Puerta del Sol madrileña, aunque esa masa debería haber acabado en la embajada de la calle Joaquín Costa, y a zapatazos.
